Lo que quieren las mujeres
PAULA LOYOLA Directora de empresas
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PAULA LOYOLA
Actualmente Chile tiene una tasa de natalidad de 1,3 hijos por mujer (INE), muy por debajo de los niveles de recambio generacional de 2,1, y por debajo también de la tasa de desarrollados como Estados Unidos (1,66), Suecia (1,67) y Francia (1,8).
Una de las consecuencias es una base de población activa decreciente que debe soportar la mayor parte del financiamiento social de los mayores, lo que invita a una discusión sobre cómo aumentar los nacimientos. Si bien hay quienes señalan a la masiva entrada de las mujeres a la fuerza laboral como una de las causas del problema -lo que es incorrecto-, ello más bien podría estar en la base de una posible solución.
“Contrario a lo que se suponía, con mejores condiciones de participación laboral femenina, aumenta la tasa de fertilidad”.
Según lo consigna el estudio “Why are fertility rates and female employment ratios positively correlated across OECD countries?”, de José María Da Rocha, ya desde 2006 existe evidencia empírica de que fricciones en el mercado laboral como la baja participación laboral y una mayor tasa de desempleo femenino, comparativa al masculino, inciden en una menor tasa de natalidad de los países. Lo anterior se aprecia con claridad al comparar países como Italia y España en un extremo, con EEUU y Suecia, en el otro.
Es decir, contrario a lo que se suponía, con mejores condiciones de participación laboral femenina, aumenta la tasa de fertilidad.
Se ha debatido mucho en nuestro país sobre lo difícil que ha sido volver a subir la tasa de participación laboral femenina por sobre el 50% luego de la pandemia, cuando los hombres están por sobre el 70%. En Suecia, dicho indicador es de 67% para el caso de las mujeres.
El mundo ha visto casos notables de políticas que han mostrado ser inefectivas para aumentar la tasa de natalidad, como grandes extensiones del período posnatal exclusivo femenino, que en el pasado implementó Alemania y actualmente es la intención en Corea del Sur. Este último país, con una cifra menor a un hijo por mujer, tiene el triste primer lugar con la menor tasa de natalidad del mundo. Luego de años intentando generar incentivos y de haber gastado más de US$ 200 mil millones, su tasa de natalidad no hace más que seguir cayendo. En un intento desesperado, el Estado planteó extender el posnatal femenino a un año y medio. Pero, en un país con altos contrastes entre su desarrollo económico y evolución cultural, la valoración del trabajo sigue siendo extremadamente alta entre las surcoreanas. En varios artículos y encuestas, estas mujeres están manifestando que un período tan largo de desconexión laboral sería nocivo para su anhelado desarrollo profesional.
No es tanto lo que cada mujer puede hacer desde su casa u oficina para alterar una cultura que no se adapta a su realidad y ambiciones, o añejas políticas públicas anti-empleo femenino, como la actual ley sala cuna. Pero decidir si quiere o no tener hijos, eso sí que puede. Es lo que estamos viendo, lo que queremos las mujeres es desarrollar nuestras carreras, lograr autonomía financiera y poder trabajar en condiciones justas. Y sólo entonces plantearnos ser mamás, quizá de más de un hijo.